A 20 años de los Imperdonables y gracias Clint Eastwood
Por Enrique Rodriguez Lobaton
Y eran los últimos meses del año 1992, hacia poco que había comenzado mi etapa Universitaria en la Ricardo Palma, el viaje a España a visitar la familia paterna por mes y medio y pasar un extraordinario e inigualable verano por Andalucía, por Sevilla y la exposición Universal y las playas de Chiclana y sus chiringuitos donde comer ahí esas paellas y tortillas españolas era un regalo a mi juvenil paladar de entonces , también llego la primera computadora a la casa en la cual pasábamos mis hermanos y yo largas horas de juego, le dábamos duro a Juegos como el de guerra Medieval Centurión y el Manchester 1992, tanto que mi padre vio en riesgo que esto tenga consecuencias negativas en la Universidad (los tres estábamos en aquel entonces cursando estudios Superiores) y de un plumazo nos confisco los juego, luego nos dimos maña para recuperarlos y volver a las andadas, cómo no recordar el primer triunfo del Barcelona en la Copa de Europa en la que yo y mi padre gritamos felices el gol de tiro libre de Koeman que escuchamos en la radio Sony portátil con banda internacional de Radio Exterior de España narrado por el desaparecido Juan Manuel Gózalo, fueron gratos recueros que como decía Gardel 20 anos no son nada.
También eran las épocas donde toda mi familia en mancha íbamos al Cine como buenos amantes del séptimo arte, no sé que hacia mi padre para escoger muy bien las películas que pululaban por la cartelera Limeña pero no recuerdo llevarme un chasco mayúsculo de alguna cinta que no me haya gustado, gustos parecidos quizá, y en una de ellas por finales del 92 llegamos al Cine Arenales (que en esos años era uno de los más concurridos y de moda junto con los Cines del Centro Camino Real, el San Borja, Alcázar, Orrantia, San Antonio, Aviacion, El Pacifico, entre otros, unos pocos se mantienen vigentes al comprarlos una cadena de Cines, otros terminaron cerrando o convertidos en Centros Cristianos) para ver la película los Imperdonables de Clint Eastwood, que no conocía nada de ese director entonces, y es que ver una cowboyada en ese entonces, no era mucho de mis gustos para mi, en fin no tenía muchas expectativas, pero una vez viéndola sentí lo que muy pocas veces lo he vivido en el cine, la historia me estremeció, es sin duda una obra maestra, que hasta el día de hoy tiene ese efecto cuando la veo, la habré visto unas cinco veces, la ultima el domingo pasado, y el paso del tiempo no ha cambiado en nada mi admiración hacia este peliculón Los Imperdonables.
En principios de los 90 se pensaba que el Western era un genero del pasado y ya no interesaba al público, Clint Eastwood sin embargo volvió a ciertos rasgos característicos de ese género pero no para hacer algo recurrente de lo que se había realizado en películas anteriores, donde hay caballos, Sheriff, asesinos y vándalos pero al mismo tiempo Los Imperdonables va mucho mas allá, es una película que habla sobre el valor de la amistad, la lealtad, sobre la violencia y como afecta a quien la sufre y sobre las secuelas que deja en el alma quien la practica y la imposibilidad de redención donde el protagonista este viejo asesino despiadado que mataba sin misericordia, ahora es padre de familia y con un amor inquebrantable hacia su mujer fallecida que lo hizo cambiar.
La escena final de Los Imperdonables es magistral, cuando William Munny (Eastwood) regresa al pueblo a buscar venganza por el asesinato de su amigo de antiguos (Morgan Freeman) en manos del sheriff (Gene Hackman), ve a su amigo muerto apoyado en la pared del bar, entra y Munny sin contemplaciones mata a sangre fría al dueño del salón del pueblo, después de preguntar de quién es ese local a cuya puerta han expuesto el cadáver de su amigo, para escarmiento público, furioso el sheriff le reclama por haber disparado contra un hombre desarmado, a lo que Munny le dice una de las frases más celebres del cine de las ultimas décadas "Debió haberse armado, cuando consintió en decorar su local con el cuerpo de mi amigo".
Eastwood se rodeo de grandes secundarios para la película, su compañero de mil batallas Morgan Freedman, Richard Harris, y un notable Gene Hackman en el papel de Sheriff del pueblo.
Los Imperdonables fue la gran ganadora de los oscares de ese año, gano en los apartados a mejor película, mejor dirección, mejor montaje y mejor actor secundario a Gene Hackman.
Esta Obra maestra puso a Clint Eastwood como heredero de notables directores clásicos del Cine como John Ford, y capaz de transmitir emociones profundas sin usar efectismos simplones, los años han convertido a los Imperdonables en un clásico, un Western de nuestro tiempo y que veré muchísimas mas veces y no me cansare de verla.
"Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene y lo que puede tener" (Clint Eastwood interpretando a William Munny).